expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

martes, 17 de noviembre de 2015

20/11/2015 dia del niño

Cuesta un mundo imaginarse una película (o cortometraje o lo que sea) que retrate África con tal alegre cadencia de felicidad, cuando la gran mayoría habría abordado el asunto con tremendismo, tristeza desbocada y un feroz maniqueísmo baldío. Fesser no. Él nos pinta una sonrisa en la cara aunque, en el fondo, deja que su trabajo duela donde tiene que doler. Pero, en ese fondo, lo que domina es la sonrisa. Una sonrisa profunda, liberadora y sincera gracias a una lección (esa gran idea del título) que no podría dejarnos más desconcertados, sorprendidos y, finalmente, conmovidos.

Aún no sabemos quién tiene que aprender más de quién, si ellos de nosotros o nosotros de ellos. Nosotros, que creemos saberlo todo, o ellos, que ansían descubrirlo todo. Como el padre de Soda, quienes lo tienen todo tan claro... malo, malo. Y eso que quizá sea la trama más floja, más simple, que rellena el corto para que no sea exclusivo de esa gran idea, pero se agradecen sus conclusiones. A veces hay que ser llano (como la obra de teatro que realizan) para que gente simple y llana lo entienda de una vez.

Una cosa está clara, y lo dice el padre de Binta: "Los más listos son los pájaros, que cogen lo mejor del norte y lo mejor del sur". Quizá debiéramos aprender de ellos. Y no es, claro, una metáfora de lo que hacemos (robarles materias primas y aprovecharnos de su desgracia para estar bien calentitos en el norte), sino una simbología moral y humana que más nos valdría tener en cuenta. Por el bien de absolutamente todos. Para que siempre haya fuegos artificiales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario